Armando Alvares Garcia Júnior, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Hasta ahora, uno de los mayores atractivos del comercio electrónico era la facilidad con la que los vendedores extranjeros podían introducirse en el mercado de Estados Unidos. La llamada cláusula de minimis, vigente durante décadas, eximía de pagar aranceles a los paquetes de menos de 800 dólares.
Esta era una vía abierta para millones de pequeños emprendedores de todo el mundo que –a través de plataformas como Amazon– lograban posicionarse en el codiciado mercado online estadounidense sin enfrentarse a su pesada burocracia aduanera. No obstante, esa etapa acaba de llegar a su fin.
¿En pro de la seguridad o de la economía nacional?
El gobierno de Donald Trump eliminó esta exención para China continental y Hong Kong en mayo pasado, pero este 29 de agosto de 2025 ha entrado en vigor para el resto del mundo. Ahora, todos los envíos deberán abonar tasas aduaneras, aunque se ha establecido una transición de seis meses. Mientras dure, se podrá optar por una tarifa plana que –dependiendo del país de origen– oscilará entre 80 y 200 dólares por paquete. Después, no habrá escapatoria: todo producto proveniente de otros países pagará aranceles en EE. UU., sin importar su valor.
Aunque la medida se presenta en clave de seguridad nacional –la Casa Blanca asegura que servirá para frenar el flujo de narcóticos y otros productos ilícitos–, el objetivo económico es evidente. Según el asesor presidencial Peter Navarro, eliminar la exención de minimis añadirá hasta 10 000 millones de dólares en ingresos arancelarios al Tesoro estadounidense.
El impacto no se limitará a gigantes chinos como Shein o Temu, que basaban buena parte de su modelo en el envío directo de miles de pequeños paquetes diarios. También alcanzará a los pequeños exportadores europeos y latinoamericanos que enviaban artículos de bajo valor, desde ropa hasta productos gourmet. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU., en 2024 llegaron al país 1 360 millones de paquetes bajo esta exención, con un valor total de 64 600 millones de dólares.
Cambio de reglas, pérdida de competitividad
Para los emprendedores que utilizan plataformas digitales como Amazon para vender sus productos en Estados Unidos esta medida supone un cambio de reglas radical.
El mercado estadounidense es el mayor del mundo en comercio electrónico y Amazon su escaparate principal. Muchos emprendedores han logrado vender sus productos desde productos gastronómicos hasta cosmética natural, pasando por libros, textiles o gadgets tecnológicos, aprovechando la posibilidad de enviarlos sin que el cliente tuviera que pagar impuestos adicionales.
A partir de ahora, quedan sujetos a aranceles que van a encarecer significativamente su precio final. La consecuencia inmediata será una pérdida de competitividad frente a los productores locales estadounidenses, que no cargan con este sobrecoste.
Un ejemplo sencillo: un paquete de 50 euros enviado desde España, que antes llegaba sin coste arancelario, ahora deberá asumir una tarifa mínima de 80 dólares. Para el cliente estadounidense el precio percibido puede duplicarse, desincentivando así la compra. Para el emprendedor, absorber parte de ese coste reducirá sus márgenes a niveles insostenibles.
Recalcular la estrategia
La primera reacción de los vendedores será recalcular precios y márgenes. Muchos, que ya operaban con beneficios ajustados, se verán obligados a replantear su estrategia. Una alternativa será recurrir al envío de grandes lotes de productos directamente a los almacenes de las plataformas digitales (fulfillment) dentro de Estados Unidos para luego distribuir desde allí. Esta vía sortea el problema de los aranceles individuales, aunque implica asumir mayores costes iniciales de envío, almacenaje y logística.
Otra opción posible es diversificar mercados. Si Estados Unidos se encarece, la Unión Europea sigue siendo un espacio atractivo, con un mercado único y regulaciones comunes. América Latina también aparece como un destino natural, aunque con desafíos propios en materia de infraestructura y barreras normativas.
Sin embargo, el atractivo del mercado estadounidense es difícil de sustituir. Su tamaño y capacidad de consumo lo convierten en un objetivo irrenunciable para muchas pymes. La clave será profesionalizar la estrategia de entrada, planificar costes logísticos y fiscales con más detalle y asumir que el modelo de enviar un paquete barato directamente al cliente ha quedado atrás.
Más allá de los emprendedores individuales, la medida forma parte de la escalada comercial de Washington contra el resto del mundo. Al eliminar excepciones, incluso para socios cercanos, Estados Unidos refuerza su tendencia proteccionista y obliga a otros países a replantearse su relación comercial. La Unión Europea ya ha mostrado preocupación y estudia cómo responder, aunque Bruselas es reacia a entrar en una espiral arancelaria que perjudique todavía más a sus exportadores.
Adaptarse para mantenerse en el mercado
El creciente ecosistema de pymes digitales que exportan a Estados Unidos a través de Amazon y otras plataformas se juega mucho con esta nueva medida. Pero deberán ser los países de origen los que negocien con EE. UU. algún tipo de flexibilidad o mecanismo bilateral. De lo contrario, los emprendedores tendrán que asumir que vender en EE. UU. será a partir de ahora más caro y complejo.
La pregunta que muchos vendedores se hacen es si merece la pena seguir apostando por Amazon en Estados Unidos. La respuesta no es sencilla. A corto plazo, habrá un claro encarecimiento que afectará tanto a consumidores como a vendedores. Pero a medio plazo, quienes logren adaptarse y profesionalizar sus operaciones podrían encontrar menos competencia de pequeños actores internacionales, lo que abriría espacio para empresas mejor preparadas.
En definitiva, no es el final del negocio, pero sí el final de la improvisación. Vender en EE. UU. desde otros países exigirá más inversión, más planificación y más capacidad de adaptación a un sistema que ya no será tan sencillo ni barato como hasta ahora.
Armando Alvares Garcia Júnior, Professor de Direito Internacional, Relações Internacionais e Geopolítica/Geoeconomia, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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Author: viajes24horas
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Fuente: republicadominicana24horas.net